Un equipo de investigadores "derriba el mito" de que el abuelo de Hitler fuera judío
Adolf Hitler no tuvo ningún abuelo judío, según unos investigadores que analizaron un trozo de tejido impregnado con sangre del dictador nazi, que desmintieron ese rumor.
El tejido analizado, que contiene ADN de Hitler, proviene del sofá en el que se suicidó el dictador el 30 de abril de 1945, explica el equipo de investigadores en un documental que se emitirá el sábado en la cadena británica Channel 4.
Es la primera vez que se secuencia el genoma de Hitler, según Turi King, genetista de la Universidad de Bath (oeste de Inglaterra), quien dirigió el estudio científico.
El análisis del ADN del dictador nazi "derriba un mito" según el cual habría tenido un abuelo judío, un rumor persistente durante su vida, señalan los autores del documental titulado "El ADN de Hitler: el perfil de un dictador" ("Hitler’s DNA: Blueprint of a Dictator").
Según el rumor, el padre de Hitler nació de una relación extraconyugal entre la abuela del dictador y su jefe, de confesión judía. Pero los investigadores establecieron que existe una concordancia genética entre Hitler y la línea masculina de su familia.
Si el rumor hubiese sido cierto "no habríamos observado la concordancia de ADN con la familia Hitler, pero tenemos esa concordancia (...), lo cual pone fin a ese rumor", explicó a AFP Turi King.
Por otro lado, el equipo de investigadores descubrió que "muy probablemente" Hitler padecía el síndrome de Kallmann, a menudo caracterizado por niveles de testosterona inferiores a lo normal, frecuentemente asociado a una criptorquidia (testículo no descendido), y que puede causar un micropene.
El análisis de ADN permite por primera vez corroborar documentos históricos según los cuales sufría una criptorquidia en el lado derecho, subrayan los investigadores.
Algunas canciones populares de la Segunda Guerra Mundial solían burlarse de la anatomía de Hitler.
Las pruebas también revelaron puntuaciones "muy elevadas" (entre el 1% más alto) de predisposición al autismo, la esquizofrenia y el trastorno bipolar.
Sin embargo, los investigadores subrayaron que estos trastornos no pueden explicar las políticas de Hitler, que provocaron la muerte de decenas de millones de personas, incluido el genocidio de seis millones de judíos.
E. da Cruz--JDB