Los pequeños cines de París se reinventan para sobrevivir
Era renovarse o cerrar. Frente a la disminución de espectadores, varios cines independientes de París apuestan por reinventarse, desde abrir nuevas salas de proyección hasta ampliar sus actividades, en un acto casi "militante" para sobrevivir.
Aunque la capital francesa es campeona del mundo en salas oscuras con sus casi 80 cines, también ha visto cómo varios de estos establecimientos cerraban, especialmente en ciertos barrios.
Es el caso de los famosos Campos Elíseos, antaño lugar de cinéfilos y ahora centro de turistas y tiendas de lujo, y donde varios cines históricos bajaron el telón en los últimos años.
Los cines de esta arteria parisina, conocida como "la avenida más hermosa del mundo", pasaron de vender casi 1,9 millones de entradas en 2014 a 133.000 en 2024, según datos del servicio Mission Cinéma de la municipalidad, un organismo de apoyo al séptimo arte.
El Élysées Lincoln, en una calle transversal, también vio cómo su público iba mermando, hasta llegar a un punto en que sus dueños tuvieron que plantearse, en 2019, si lo iban "a cerrar o transformar o hacer otra cosa que un cine", en palabras de Louis Merle, propietario con su hermano Samuel de la sala, además de otros dos cines.
- Un espacio "modulable" -
"Decidimos que seguiría siendo un cine porque nos apasiona el cine, pero había que encontrar un nuevo modelo de negocio", explica a AFP. "Lo mejor era convertirlo [...] en un cine que también pudiera acoger eventos privados para equilibrar las cuentas".
Tras viajar a varios países, decidieron crear un cine "modulable". Esto permite que las empresas puedan personalizarlo para eventos de presentación, por ejemplo, o que una de sus salas pase, "en una hora", de tener una treintena de mullidos asientos a poder acoger a hasta casi 200 personas para una recepción.
Para estar en consonancia con el barrio, hicieron las reformas por todo lo alto y crearon un "cine de lujo" de aspecto aterciopelado y con mobiliario diseñado para ellos. El precio del cambio también fue elevado, de casi 2,3 millones de euros (2,6 millones de dólares), pero tuvieron ayudas de varias instituciones públicas.
Para ellos, "era inimaginable ver cerrar otro cine en los Campos Elíseos" así que optaron por casi un "acto militante" para que la cultura siga en esta famosa avenida.
Desde la municipalidad, quisieron respaldar financieramente este proyecto en "un barrio difícil" en el plano cultural.
"Cumplen con la misión que se espera de ellos, es decir, gestionar sus salas para ofrecer una propuesta diferente en un barrio que lo necesita", explica Sophie Cazes, delegada de Mission Cinéma de París.
El proyecto puede enmarcarse en la tendencia actual de transformar los cines en categoría "prémium", una gama con un gran confort de asientos y a nivel visual.
"El público es cada vez más escaso. Hay que seducirlo, ofrecerle unas condiciones ejemplares de acogida, comodidad y calidad de proyección", afirma por su parte Richard Patry, presidente de la Federación Nacional de los Cines Franceses (FNCF).
A nivel de Francia, sin embargo, cabe decir que las cifras de la capital son excepcionales: en 2024, el índice de afluencia en París fue de 8,03 entradas por habitante, frente al 2,73 nacional, según cifras del organismo CNC.
- "Resistir" -
Otros cines independientes, algo menos glamurosos, eligieron abrir una nueva sala de proyección en sus ya pequeños establecimientos, una medida con la que buscan aumentar sus espectadores.
Entre herramientas y lonas protectoras de las obras aún sin terminar, Fabien Houi, gerente del Brady, explica que con su tercera sala, de 34 plazas, espera pasar de 65.000 entradas al año a 100.000, ya que tendrá más margen para programar las películas.
"Hay que inventar cosas, dentro de sus medios y posibilidades, para intentar existir y resistir", dice Houi, con las manos y la ropa llenas de polvo por las reformas en este cine de una zona popular del distrito 10º de París.
Aunque construir nuevas salas puede parecer una idea sorprendente cuando los cines pierden espectadores, ya hay otros establecimientos que lo hicieron... y dio sus frutos.
El Grand Action, en el famoso "barrio latino", cuenta con una tercera sala, con 27 plazas, desde 2022. Su propietaria, Isabelle Gibbal-Hardy, afirma con satisfacción que desde entonces casi ha duplicado el número de estrenos anuales y "la frecuentación aumentó mucho más de lo que esperaba".
Esta dinámica mujer, al frente del establecimiento desde 2005, insiste en que su trabajo, y el de otros gerentes de cines independientes, se basa en "el compromiso individual, el entusiasmo y la convicción personal".
"Somos como los guerreros del cine de autor", asegura.
P. Gomes--JDB