
Cubanos de EEUU temen el fin del privilegio migratorio bajo el gobierno de Trump

Vizcaíno sale poco de casa y evita los lugares muy frecuentados. Hace tres años llegó a Estados Unidos desde Cuba con ansias de libertad, pero ahora sólo teme que un encuentro con la policía migratoria lo devuelva a la isla que abandonó.
Este artista de 54 años dejó una nación marcada por una grave crisis económica, una escasez de comida y medicamentos, apagones diarios y una emigración sin precedentes.
Como tantos cubanos desde la revolución comunista de 1959, partió a Estados Unidos, donde sus compatriotas gozan de un estatus migratorio preferente.
Pero ese privilegio está cambiando. Bajo el gobierno de Donald Trump, que regresó al poder en enero prometiendo deportaciones masivas de indocumentados, los cubanos no se han librado de las redadas y cientos de ellos han sido expulsados del país.
"Hago menos de todo porque vivo en pánico", cuenta Vizcaíno, que pidió usar un seudónimo por temor a ser detenido. "Pienso en los arrestos todo el tiempo".
Con la Ley de Ajuste Cubano, aprobada en 1966, los ciudadanos de la isla pueden obtener la residencia permanente cuando cumplen un año y un día en Estados Unidos.
La única condición es haber sido admitidos legalmente en una de las fronteras, y ahí es donde han tenido problemas en los últimos años.
- "Espada de Damocles" –
Muchos de los cientos de miles de cubanos que alcanzaron la frontera sur entre 2022 y 2025 recibieron un documento llamado i-220A, que les dejó ingresar, pero que las autoridades no consideran como una prueba de entrada legal y no permite obtener la residencia.
Esa situación dejó a numerosos de ellos en un limbo legal y bajo amenaza de deportación, explica Michael J. Bustamante, profesor asociado de Historia en la Universidad de Miami.
"Las vías especiales de las que han disfrutado los cubanos desde la Guerra Fría se han ido erosionando lentamente", añade.
Vizcaíno emigró en 2022 después de que un proyecto cultural en el que trabajaba fuera cancelado por decisión del gobierno cubano. Al llegar a Arizona, fue liberado con un documento i-220A antes de pedir asilo.
Instalado ahora cerca de Miami, trata de salir adelante y olvidar la "espada de Damocles" de un posible arresto.
"No entiendo que me digan ilegal. Si soy ilegal, ¿por qué me dieron ayuda económica y un número de seguridad social cuando entré?", pregunta.
- "Espejismo de libertad" -
El cambio no es sólo obra de la administración Trump. El documento i-220A fue ampliamente emitido bajo el demócrata Joe Biden (2021-2025). Y en 2017, Barack Obama había acabado con la política "pies secos, pies mojados", que permitía el ingreso a todo cubano que llegara a suelo estadounidense, mientras expulsaba a los interceptados en el mar, recuerda Bustamante.
Pero esa reducción del privilegio migratorio ha quedado más patente con este gobierno. Según datos publicados por el Miami Herald, en 2025 la policía migratoria (ICE) detuvo de media a unos 500 cubanos en situación irregular cada mes, frente a los casi 150 de 2024.
Wilfredo Allen, un abogado con cuatro décadas de experiencia en Miami, afirma que hasta ahora nunca había visto que el ICE detuviera a cubanos con i-220A cuando acudían a citas en cortes migratorias.
Para él, todo se debe a los altos objetivos de deportaciones fijados por el gobierno de Trump, al que no parece importarle enemistarse con los numerosos cubano-estadounidenses de Florida que le brindaron un fuerte apoyo en las últimas elecciones.
"Es difícil buscar a criminales", dice. "Es más fácil detener a los que siguen las reglas, los que no tienen delitos criminales, los que van a la corte a pedir asilo".
Los cubanos detenidos tienen pocas posibilidades de ser deportados a su país. La isla, que durante años se negó a aceptar a sus ciudadanos de vuelta, lo hace ahora con cuentagotas: según datos oficiales, en 2025 ha recibido a 863 deportados de Estados Unidos.
Pero el gobierno estadounidense ha empezado a expulsar a cubanos a otros países, como México.
Vizcaíno asegura que no regresará a Cuba donde, según él, le esperaría la cárcel. Prefiere suicidarse que volver, sobre todo después de haber vivido "un espejismo de libertad" en Estados Unidos.
A. Nunes--JDB