
Un tribunal alemán se pronunciará sobre la lucha climática de un agricultor peruano

Un tribunal alemán debe pronunciarse el miércoles sobre si un agricultor peruano puede o no llevar adelante un caso contra el gigante energético RWE, un combate de David contra Goliat que podría sentar un precedente para la justicia climática mundial.
Saúl Luciano Lliuya, de 44 años, sostiene que RWE, una de las mayores emisoras de dióxido de carbono del mundo, debe compartir el coste de proteger su ciudad natal, Huaraz, de una laguna glaciar que amenaza con desbordarse por el deshielo.
Durante dos audiencias celebradas en marzo se escucharon los argumentos de las distintas partes sobre la cuestión de si los bienes del demandante están expuestos a un riesgo importante.
Si el Tribunal de Apelación de Hamm, en el oeste de Alemania, reconoce este riesgo el miércoles, examinará entonces la cuestión de la responsabilidad de la compañía eléctrica.
- Lucha de expertos -
El caso posee una dimensión jurídica crucial, ya que RWE no tiene centrales en Perú y, por tanto, ningún vínculo directo con la localidad del demandante ni con los efectos locales del calentamiento global.
El agricultor y las organizaciones que lo apoyan quieren que RWE sirva de ejemplo de la responsabilidad jurídica global que, en su opinión, tienen las empresas energéticas sobre el cambio climático.
Lliuya y la oenegé Germanwatch exigen que el gigante energético alemán pague una indemnización proporcional a su parte de emisiones mundiales de gases de efecto invernadero desde el inicio de la era industrial, que estimaron en un 0,38% en un estudio.
La casa del peruano estaría amenazada por el deshielo de los glaciares que rodean la laguna de Palcacocha, en la cordillera central, acelerado por el cambio climático.
Según el ingeniero Rolf Katzenbach, citado por el tribunal, el riesgo en los próximos 30 años se sitúa en torno al 1%, tras una estimación inicial del 3%.
Sin embargo, Lukas Arenson, un experto convocado por la parte demandante, alegó que el estudio de Katzenbach subestima los efectos futuros del cambio climático.
Por otra parte, el equipo jurídico de Lliuya pidió, sin éxito, que se anulara el testimonio de Katzenbach, alegando que estaba sesgado porque el ingeniero supuestamente tenía vínculos con una filial de RWE.
"Seguimos adelante", declaró Roda Verheyen, abogada del peruano, tras este fracaso.
La primera acción legal de Lliuya se remonta a 2015 en el tribunal de Essen, sede de RWE, donde reclamó 17.000 euros a la empresa para proteger a su comunidad de las inundaciones.
El tribunal desestimó la demanda, pero el tribunal superior de Hamm admitió en 2017 un recurso de apelación.
- "Paso adelante" -
La decisión suscitó esperanzas entre los defensores del medio ambiente que esperan que el caso siente un precedente en cuanto a "justicia climática global", concepto político según el cual el Norte contaminante debe compensar a los países del Sur víctimas de la contaminación.
Tanto si el juicio sigue adelante como si no, Verheyen espera que el tribunal confirme un principio sin precedentes: que una empresa debe responder de las consecuencias de sus emisiones de gases de efecto invernadero.
"Esto enviaría un mensaje muy importante a los tribunales de todo el mundo", añadió Noah Walker-Crawford, investigador que asesora al equipo jurídico de Lliuya, y sería "un enorme paso adelante".
Por su parte, RWE sostiene que los efectos del cambio climático no pueden atribuirse legalmente a emisores concretos.
"De lo contrario, cualquiera podría demandar a cualquiera a causa del cambio climático", declaró a AFP un portavoz de la compañía energética, añadiendo que esta "ha cumplido en todo momento todas las normas legales relativas a las emisiones de CO2 en el curso de sus actividades comerciales".
M. Oliveira--JDB