
Los incendios arrasan una España envejecida

"Su mayor miedo" era que "pudiera arder" todo lo que tienen, explica a la AFP la alcaldesa de Benavente, Beatriz Asensio, sobre los muchos ancianos que acabaron en el albergue de esta ciudad tras ser desalojados por unos incendios en España que han afectado sobre todo zonas rurales muy envejecidas.
Asensio pasea y está atenta a lo que se necesite en este refugio, improvisado en un centro de negocios y transformado en una postal demográfica de la provincia de Zamora: una gran mayoría de gente mayor que mata el tiempo charlando, jugando al dominó, a las cartas, y viendo películas.
Zamora, en la región de Castilla y León, es la provincia de España con mayor proporción de personas mayores de 80 años (12,29% de la población), seguida de la vecina Orense (12,14%), en Galicia, según datos del Instituto Nacional de Estadística.
Son a su vez las dos provincias más golpeadas por los incendios que han asolado a España en agosto, que han arrasado más de 350.000 hectáreas y que están empezando a ser controlados, tras dejar cuatro muertos.
"En la provincia de Zamora tenemos muchísima gente mayor, hay mucha gente que vive sola, un poquito desvalidos", constata Jesús José González Tejada, comandante y jefe de operaciones de la comandancia de la Guardia Civil de Zamora, que ha estado a cargo de ejecutar los desalojos.
"Son momentos donde un poco les tienes que indicar: 'por favor, recoja su medicación, lo que pueda necesitar, un poquito de ropa, su teléfono móvil para poder avisar a su familia, el cargador, muy importante...'", explica a la AFP.
- Un pasado pasto de las llamas -
Además de estas particularidades, reina en los ancianos el temor a una pérdida irreparable, a una reconstrucción imposible, por edad y por dinero.
Amelia Bueno tiene 79 años, es de Asturias, también en el norte, y lleva más de tres décadas veraneando en el pueblo de Ribadelago Nuevo, que también fue evacuado.
No contempla buscar otro lugar para ir de vacaciones. "Llevo 32 años viniendo de vacaciones a la zona de Sanabria. Y que no me quiten ni me manden a otro lado", explica Bueno a la AFP.
Al mismo tiempo, acepta con resignación su situación actual. "Lo importante es que nadie se haga daño y esas cosas. Y que estamos bien, y estamos atendidos. Y que esto sea lo más duro que nos puede pasar".
Como mucha gente de la zona, Pedro Fernández, de 85 años, se fue a vivir de joven a Barcelona para prosperar, y conserva la casa de sus padres en Vigo de Sanabria, adonde vuelve de vacaciones.
"Volver a empezar a mi edad no tendría ni sentido", cuenta a la AFP.
"Llegué a temer, y mucho por mi casa", admitió Fernández. "Es una casa herencia de mi padre, y si se destruye, ya no se vuelve a recuperar. Hoy en día, hacer una casa como esa valdría una verdadera fortuna".
Finalmente, Fernández y los vecinos evacuados de Vigo de Sanabria pudieron volver el viernes a casa. Sus casas no sufrieron daños, a diferencia de las de otros pueblos españoles, donde las llamas devoraron pasado y recuerdos.
D. Carvalho--JDB